lunes, 4 de octubre de 2010

Continuar el Proyecto Morazánico: Nuestro Deber

Hoy, que conmemoramos el natalicio de nuestro  héroe máximo, Francisco Morazán, estamos obligados a redescubrir y exaltar su verdadero pensamiento y accionar, oculto, por  grupos interesados que se han encargado, desde siempre, de  reducir a simple estatua ecuestre a quien coronamos en ciertas épocas del año.   
  
A Morazán nos lo han presentado solo como el gran abanderado de la unión centroamericana y más reducido aún, como el soldado estratega y luchador.
Esta reducción de su pensamiento y sus ideales interesa a quienes truncaron sus sueños y frenan, aún hoy, con  todas las armas que tienen a su disposición, la continuación del proyecto visionario, democrático y liberador del gran estadista centroamericano.

Hoy más que nunca, cuando la gran mayoría del pueblo hondureño clama y orienta su accionar hacia la toma del poder para construir, con la participación de todos y todas, una Honduras nueva, democrática, incluyente, soberana y participativa, estamos obligados a estudiar y descubrir todo el sentir y pensar unionista, libertador, progresista, latinoamericanista, en contra del colonialismo primero y del neocolonialismo después de nuestro máximo héroe.

Morazán anticipó, en Centroamérica las transformaciones conocidas en la historia del continente latinoamericano como reformas liberales y que para el héroe esas reformas se constituían en la salvación de la patria en una época que él calificó de tiempos de revolución y anarquía.

En 1829 Morazán daba el primer golpe formal a una casta que durante el régimen español se sentía con la misión providencial de monopolizar riquezas y privilegios, situación que aún prevalece en las concepciones y acciones de  una clase oligarca y desnacionalizada.

El estudio cuidadoso de Morazán nos rebela un personaje de mente abierta que asimiló el pensamiento más progresista de la época: la ilustración, corriente que estimuló el espíritu crítico y la organización de una sociedad para el progreso y la felicidad de todos.

Es necesario destacar el carácter revolucionario de las transformaciones que impulsó el morazanismo en Centro América que, de haber fructificado, habrían liquidado la herencia colonial, de servidumbre feudal, que no se rompió con la separación de Centro América  de España.

La visión continental que inspiró sus luchas, con su propia expresión histórica  regional que se materializó en la constitución de la unidad nacional centroamericana, bajo los marcos de la federación.

El carácter anticolonialista de su gesta libertadora, frente a las pretensiones inglesas de dominación y sojuzgamiento de la nueva república. Las profundas raíces populares con que surge y que se expresan en la composición del Ejército Aliado Protector de la Ley: Texiguats, curarenes, leoneses, salvadoreños, etc.

La visión futurista de una Centroamérica unida   bajo las banderas de la libertad, democracia y desarrollo económico independiente, como única garantía para el bienestar de sus hijos. Su concepción del desarrollo en función de la felicidad y el bienestar de las mayorías.

La política, tiene para él, una dimensión y contenido pedagógico ineludible, por cuanto solo a través del poder – su objetivo fundamental- es posible realizar las transformaciones económicas-sociales que hacen posible o crean las condiciones  para liberar en el hombre sus potencialidades, objetivo central de todo quehacer pedagógico, pero, además, porque solo mediante esas trasformaciones se materializan en la sociedad los valores fundamentales que dan sentido y que la hacen ser, ella misma, una fuerza educadora.

Esta  breve valoración retrata un Morazán que armado de las ideas ilustradas de la época proyecta su pensamiento y su acción hacia transformaciones revolucionarias, de verdadera democracia participativa, de desarrollo económico y social independiente, de ideas integracionistas, no solo centroamericanas, sino también de todo Latinoamérica y sobre todo se evidencia un posición anticolonialista lo que nos hace suponer, que como toda persona visionaria, también hoy estaría en contra del yugo imperialista que  somete y explota a inmensas mayorías del planeta.

Por todo lo anterior los y las hondureñas tenemos como tarea ineludible e irrenunciable la de  continuar y profundizar el proyecto morazánico y jamás olvidar su declaración y deseo final de: “Declaro que mi amor a Centro América muere conmigo. Éxito a la juventud, que es la llamada a dar vida a este país, que dejo con sentimiento por quedar anarquizado, y deseo que imiten mi ejemplo de morir con firmeza antes que dejarlo abandonado al desorden en que desgraciadamente hoy se encuentra”.

Y congruentes con esas ideas integracionistas, de defensa de la democracia,  la libertad y el antiimperialismo, no podemos dejar de manifestar nuestro repudio y condena contra las maniobras conspirativas que la derecha local e internacional culminó con un  intento de golpe de Estado en nuestra hermana república de Ecuador el cual sirvió para evidenciar el masivo respaldo que el pueblo ecuatoriano brinda a las mediadas que el presidente Correa impulsa a favor de la clase desposeída de ese país hermano.

3 de octubre 2010
JUVENTUD NUEVA DEMOCRACIA
juventud.nueva.democracia@gmail.com

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